Caminaba rumbo a casa cuando la vi, se veía tan frágil, su mirada parecía perdida en el horizonte, estaba triste, lo pude notar. Me acerqué a ella pero no quiso hablarme, esa noche fue la primera vez que la vi. Durante los siguientes días la busqué, de verdad necesitaba saber que ella estuviera bien, los días siguientes procuré pasar por el mismo sitio una y otra vez. Entonces la vi, estaba ahí, sentada en una de las bancas de aquel bello parque, de nueva cuenta me acerqué a ella, no podía perder nada, simplemente quería asegurarme que todo estuviera bien. Me senté a su costado y le dije hola, de inmediato elevó su mirada, me dijo hola con su voz quebrantada; para ser sincero experimente una sensación llena de tristeza. Comenzamos a platicar, tenía apenas 14 años, y yo, bueno yo tenía 15. Platicamos de muchas cosas y entre todas ellas pude darme cuenta que era un ángel convertido en persona, sin embargo ella no lo sabía.
Pasaban los días y más nos conocíamos, había encontrado a mi alma gemela, debo dejar en claro que un alma gemela no quiere decir que será el amor de tu vida o algo similar, simplemente es alguien especial, alguien que no puedes siquiera describir de lo maravillosa y afín que es a ti. Pasamos muchos momentos juntos, su sonrisa era encantadora y sus ojos habían vuelto a brillar. De pronto una tarde, su ánimo había bajado, recuerdo haberla abrazado y justo en el momento que mis manos la rodearon estalló en llanto. Mi mundo se quebrantó, no sabía que hacer o que decir, mi alma gemela estaba rota, platicamos durante horas y fue ahí cuando me enteré; su vida no era fácil. Digo, la vida nunca ha sido fácil para nadie.
Quería ayudarla y no era por que fuese un experto en ello sino por qué sentía el deber de hacerlo, ¿cómo?, sinceramente no sabía. Pasaban los días y más decaía, su cara se había demacrado y sus ojos opacado, sus ganas de vivir eran escazas, se notaba, se notaba en su mirada, en su caminar, en todo. Llegó el otoño y con él la desgracia, iba caminando rumbo a casa después de un arduo día escolar cuando lo recibí;
-“Oye, te mando este mensaje para despedirme de ti, te quiero mucho amigo, pero ya no puedo vivir así, por favor, dile a mamá que siempre la amé”
- ¡No lo hagas!, por favor ¡No lo hagas! – repliqué una y otra vez.
Mis intentos eran absurdos así que llamé a su casa, le dije a su mamá que ella estaba en problemas y que necesitaba de su ayuda, que la buscará que era realmente importante encontrarla, mi corazón latía fuertemente y mis manos sudaban, horas después recibí una llamada;
- Hijo, gracias por llamarnos, ella está bien, está en el hospital.
Al escuchar esas palabras el alma regresó a mi cuerpo y mi corazón se tranquilizó. Días después la pude ver, platicamos nuevamente, esta vez me contó todo, llevaba consigo un estrés inmenso, una soledad hiriente y una tristeza letal, ambos llegamos a un juramento, le dije que me llamara en cualquier momento que me necesitara y que yo, yo iba a estar ahí para ella.
Pasaban los días y yo procuraba enseñarle lo maravillosa que es la vida, su crisis por fin daba marcha atrás, muy lento pero a paso fuerte, solía llamarle durante las tardes para saber cómo iba su día y para que supiera que tenía un amigo que realmente se preocupaba por ella.
Una tarde no muy lejana sonó mi celular, era ella, así que sin pensar contesté;
- ¿Bueno?
- Necesito verte, estoy mal.
¡Había tenido una recaída!
Salí de casa hecho un rayo, llegué hasta dónde ella estaba y la abrace fuertemente, soltó un llanto estremecedor tanto que comencé a llorar con ella, fue ese momento cuando lo supe, había ido a dar al hospital dos veces más y ella no me lo había dicho por vergüenza, en ese momento entendí que nuestra confianza había crecido, le reafirme que contaba conmigo, que juntos íbamos a ser fuertes e íbamos a superar los grandes obstáculos y dificultades de la vida.
¡Hoy!, después de muchos años continuamos felices, mi alma gemela sigue siendo un ángel y recordamos éste amargo pasaje como una lección de vida.
Amigos, si ven a alguien con dificultades por favor acérquense, quizás pueda ser su alma gemela, el amor de su vida o un amigo en futuro, pueden salvar la vida de una persona e incluso aprender lecciones de vida como esta.