Sabes, hay algo que tenemos que entender. No por capricho y tampoco es por obligación sino por amor propio.
Sabes, hoy me puse a pensar todas aquellas veces que acaricie el cielo entre tus besos y también cuando ellos me ahogaron en el mar de la incertidumbre. Fuiste tú, aquel amor que me llenó, aquel amor al que juré que entregaría mi vida, fuiste tú. Me perdí entre las calles del te amo y el te quiero, justo en el pequeño rincón de la ilusión. Después de diez te amo te entregué las llaves de mi imperio, aquél que goberné durante años, entregué a tus manos pequeñas estrellas aquellas que me protegían por las noches, a las que les conté mis miedos y sueños. Pasaron los meses y poco a poco te mi armadura, te enseñé sin darme cuenta como destruirme. Para ser honesto, fuiste quien mejor supo desnudar mi alma, quien entre besos y abrazos incendió mi interior. No sé como ni cuando fue, tenías mis llaves, mis armas y mi armadura. Te entregue todo volviédote mi protector y mi verdugo. Después de doscientas ochenta y tres noches comencé un duelo, entre mi yo interno y el yo en el tú me habías convertido, un duelo entre una esencia perdida y un molde de arcilla, un yo que no conocía. Los demonios salieron y yo estaba indefenso, con sus garras tomaron mi corazón y comenzaron a destruirlo, te vi, te vi mirando como me tomaban, como apagaban cada rincón de mi luz interna. Las promesas de un TE AMO se hallaban vacías.
Entonces lo decidí, hoy vengo a cantar un adiós entre lagrimas de un recuerdo dorado, de un sueño que prometía un por siempre pero que se convirtió en pesadilla. Sé que sabes en donde golpetear para que duela, pero no, ya no duele más, después de tanto padecer hoy tus golpes perdieron poder. Te entrego todo, aquello que prometías sería de los dos pero que siempre fue tuyo, te dejo el recuerdo de tus labios besando los lo míos, te dejo las canciones que escuchamos aquellas noches que jurabas hacíamos el amor. Te dejo todo, toma tu relación que hoy ni nunca fue mía.
Sé que tarde demasiado, pero, ¿Cómo le explicas a un corazón enamorado que está siendo maltratado?, hoy te dejo por que yo así lo quiero, por que me di cuenta que no eres para mi, no no tengo miedo sino satisfacción, hoy te puedo decir adiós sin una gota de dolor. Y por favor no regreses, no intentes convencerme que lo hiciste varias veces pero hoy, hoy es la excepción. Por qué esto que tenemos no es una relación sino un cadáver de un sueño que jamás se cumplió.
Hoy te he liberado, de tus promesas y de tus sueños. Me he liberado de mis cadenas que me hundían a tu antojo, te voy a llorar, si pero es normal, por que quien llora sana. Te voy a recordar y te aseguro que gracias a ti no volveré a caer jamás. Anda y busca algo nuevo, esto no es un hasta pronto sino un punto final, he decido terminar contigo y con esto que jamás pudo ser.
Sabes, hoy me puse a pensar todas aquellas veces que acaricie el cielo entre tus besos y también cuando ellos me ahogaron en el mar de la incertidumbre. Fuiste tú, aquel amor que me llenó, aquel amor al que juré que entregaría mi vida, fuiste tú. Me perdí entre las calles del te amo y el te quiero, justo en el pequeño rincón de la ilusión. Después de diez te amo te entregué las llaves de mi imperio, aquél que goberné durante años, entregué a tus manos pequeñas estrellas aquellas que me protegían por las noches, a las que les conté mis miedos y sueños. Pasaron los meses y poco a poco te mi armadura, te enseñé sin darme cuenta como destruirme. Para ser honesto, fuiste quien mejor supo desnudar mi alma, quien entre besos y abrazos incendió mi interior. No sé como ni cuando fue, tenías mis llaves, mis armas y mi armadura. Te entregue todo volviédote mi protector y mi verdugo. Después de doscientas ochenta y tres noches comencé un duelo, entre mi yo interno y el yo en el tú me habías convertido, un duelo entre una esencia perdida y un molde de arcilla, un yo que no conocía. Los demonios salieron y yo estaba indefenso, con sus garras tomaron mi corazón y comenzaron a destruirlo, te vi, te vi mirando como me tomaban, como apagaban cada rincón de mi luz interna. Las promesas de un TE AMO se hallaban vacías.
Entonces lo decidí, hoy vengo a cantar un adiós entre lagrimas de un recuerdo dorado, de un sueño que prometía un por siempre pero que se convirtió en pesadilla. Sé que sabes en donde golpetear para que duela, pero no, ya no duele más, después de tanto padecer hoy tus golpes perdieron poder. Te entrego todo, aquello que prometías sería de los dos pero que siempre fue tuyo, te dejo el recuerdo de tus labios besando los lo míos, te dejo las canciones que escuchamos aquellas noches que jurabas hacíamos el amor. Te dejo todo, toma tu relación que hoy ni nunca fue mía.
Sé que tarde demasiado, pero, ¿Cómo le explicas a un corazón enamorado que está siendo maltratado?, hoy te dejo por que yo así lo quiero, por que me di cuenta que no eres para mi, no no tengo miedo sino satisfacción, hoy te puedo decir adiós sin una gota de dolor. Y por favor no regreses, no intentes convencerme que lo hiciste varias veces pero hoy, hoy es la excepción. Por qué esto que tenemos no es una relación sino un cadáver de un sueño que jamás se cumplió.
Hoy te he liberado, de tus promesas y de tus sueños. Me he liberado de mis cadenas que me hundían a tu antojo, te voy a llorar, si pero es normal, por que quien llora sana. Te voy a recordar y te aseguro que gracias a ti no volveré a caer jamás. Anda y busca algo nuevo, esto no es un hasta pronto sino un punto final, he decido terminar contigo y con esto que jamás pudo ser.
