Tic - Tac, Tic - tac. 
El reloj avanza, mis manos estan temblando y mi cuerpo comienza a tener frío, no un frio común como cuando llega diciembre y sales por ahí con tu abrigo sino un frío peculiar, lleno de tormento, el frío que nadie quisiera tener pero el que toda persona en esta tierra deberá sentir. Mis manos están perdiendo fuerza, he intentado varias veces acariciar mi rostro pero no he podido, mis ojos estan nublados y puedo ver como lentamente voy perdiendo la vista. Nadie jamás debería atravesar por algo así. Mis labios estan resecos, cuarteados por la falta de saliva pues ya ni eso puedo hacer. ¡Que error tan grande he cometido! Todo por ti, por tu amor. Ahora estoy aquí, tirada en nuestra habitación. ¡Que tarde me he dado cuenta que el amor no debe doler! ¡Que tarde he comprendido que me hacías mal en todo momento! ¡Estúpido momento en el creí en el dicho anticuado que el amor debe doler!
Estoy arrepentida. Todo comenzo con algunos insultos, cosa de nada. Luego, subió de tono, los insultos blancos habían comenzado a teñirse de negro pues ya no causaban gracia sino un sentimiento de inferioridad. Si, lo acepte lo admito, en su momento pense igual que tú, es un juego. Después de todo, nos queremos y dicen por ahí que en eso consiste el amor ¿no?. Pasaron las semanas y de insultos comenzaron los empujones, al principio creí que era un juego, pero después del décimo apretón me di cuenta de que no, bastaron mas de quince moretones para pedirte que no me lastimaras, ya era tarde. Tanto él como yo fuimos culpables de enfermar nuestra relación, el por violentarme y yo por creer que de eso se trataba el amor. Intente detenerlo, ya era tarde. Ambos nos habíamos acostumbrado, el dolor y las humillaciones se habían vuleto cotidianas y auque a mi no me gustaban eso a él lo hacia sentir mejor y por verlo feliz, siempre lo permití. Una bofetada, me tropecé y me golpee un poco. Un moreton en mi brazo, me pase a traer con la esquina del Buró. Pretextos estúpidos con tal de encubrir su violencia, pues para nosotros era normal. Muchos me lo advirtieron, la violencia cuando amas es un círculo vicioso en dónde salir te puede costar hasta la vida. Y si, aquí estoy. Tirada en sofá de nuestra habitación, su violencia la noche pasada fue tan cruel que al momento de aventarme no se percató que había caído sobre nuestra mesa de cristal. Y que varios de sus pedazos habian quedado incrustados en mi interior. Su mirada bestial no le permitió darse cuenta y yo, yo solamente perdí mi fuerza. Él salió de aquí, sin voltear atrás como muchas veces antes, como siempre.
Mis ojos comienzan a cerrarse, puedo sentir la calidez del río de sangre que corre por mi cuerpo. Maldigo en mi mente el día que lo conocí. Maldigo sus manos que profanaron la armonía de mi cuerpo con sus fuertes golpes. Maldigo incluso su lengua que me hizo creer que era yo quien estaba mal. Ahora no puedo hacer más, las lagrimas corren por mis mejillas, llegan hasta mi barbilla y caen al charco de sangre que hay debajo de mi.
Hoy, tú debes de darte cuenta. Mirame aquí, tirada en una habitación. Sin fuerza. Sin esperanza. Sin poder levantarme. Muriendo lentamente. Arrepentida por no haber detenido esto antes. La vida se me está yendo, tan solo diez suspiros me quedan.
Por favor abre los ojos. 
Por favor deten la violencia. 
Por favor no dejes que nadie te humille.
Deten a todo aquél que con su lengua te hiera
No permitas que se burlen de ti 
Recuerda el amor no es violento 
En el amor no hay golpes 
En el amor no hay humillación 
En el amor no hay gritos y desprecios
En el amor siempre debe predominar la felicidad y armonia.
 
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